El poder y la posición jerárquica del agresor
con respecto a la víctima de acoso sexual elementos claves tomados en la
definición del Acoso Sexual establecido en la Ley 348. Su artículo 312 reza:
“La persona que valiéndose de una posición jerárquica o poder de
cualquier índole hostigue, persiga, exija, apremie, amenace con producirle un
daño o perjuicio cualquiera, condicione la obtención de un beneficio u obligue
por cualquier medio a otra persona a mantener una relación o realizar actos o
tener comportamientos de contenido sexual que de otra forma no serían
consentidos…”
El
carácter punitivo de la Ley estable de cuatro a ocho años de privación de
libertad para los que incurran en éste delito, y se agravaría un tercio de la
pena en caso tratarse de un servidor público (al que además debiera destituirse
del cargo).
La Universidad, el albergue de los acosadores
“…las instituciones de enseñanza
universitaria pueden ser un escenario hostil para las mujeres, donde hay un
grado elevado de tolerancia a conductas que pueden caracterizarse como de acoso
sexual tanto por parte de las propias víctimas como por parte del medio en el
que se produce”, dice la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) en su informe “Otras formas de violencia contra la mujer que reconocer,
nombrar y visibilizar”.
En el marco de una
universidad gobernada por roscas, la universidad se constituye en un espacio que,
por excelencia, permite el desarrollo de
este tipo de prácticas que, si bien afectan a los dos sexos, en su mayoría las
víctimas de los mismo son las mujeres.
En
las Universidades bolivianas, se han destapado varios
casos de acoso sexual ejercido fundamentalmente por docentes en forma de
chantaje hacía las estudiantes universitarias, pero la gran mayoría de víctimas
permanecen en silencio y no lo denuncian. La nota constituye el arma que les
otorga poder y jerarquía a los docentes frente a las estudiantes
Sin embargo no es
una práctica exclusiva de docentes, lo
es también de dirigentes, los funcionarios y es muy común entre auxiliares de
docencia. (https://correodelsur.com/local/20180217_aumentan-las-denuncias-de-acoso-sexual-en-la-u.html).
Se saben, pero se calla por temor
La gran dificultad por
la que han atravesado los casos de acoso sexual al interior de las
universidades, pasan por la superación del
silencio y que los casos se constituyan en denuncia. Las estudiantes no
denuncian por temor que su situación empeore, a ser re
victimizadas por sus compañeros, por no perder el año en la materia o porque el
sistema de justicia es poco efectivo. Desde las experiencias personales de las
estudiantes el índice de crecimiento del acoso sexual es elevado eso quiere
decir que la violencia hacia ellas está mediada por un conjunto de prácticas
sexuales sin consentimiento.
Las repercusiones
después de haber sufrido acoso sexual son variadas, por un lado está el miedo y
la burla pública por otro la preocupación de que una denuncia se diluya en el
encubrimiento y ésta derive en otro tipo
de violencia. Se han conocido casos en los que las mujeres universitarias deben
abandonar los estudios pues es inviable su paso de un curso a otro por
situaciones de hostigamiento en las notas por parte del docente.
Por último, está la
naturalización del problema, es decir, se considera como algo inevitable y
producto de la naturaleza humana y que por lo tanto solo hay que entenderla. La
naturalización del acoso sexual, es parte de la mentalidad machista de nuestra
sociedad, mentalidad que posiciona al varón con determinados roles y a la mujer
con otros. En último término, son relaciones asimétricas, en la que la mujer
aparece en un segundo plano y relegada a tareas domésticas, de carácter
secundario para la sociedad o mejor dicho, como una cosa, en este caso, como
cosa sexual.
El desprestigiado rol
docente que tiene como asidero la mala calidad en su formación es agudizado por
este tipo de prácticas sexuales. El acoso sexual por parte de docentes, es
conocido en el contexto interno y externo al espacio universitario, pero no hay
un silencio omiso a la denuncia y a la sanción
Reglamentos e instancias especiales bajo la organización
estudiantil para frenar el acoso sexual
El Observatorio
Universitario de Igualdad de Género, conformado por 14 universidades de Santa Cruz, logró que los
rectores firmen un acuerdo para elaborar reglamentos que prohíban expresamente
el acoso sexual. Muchas universidades aún no han redactado dicho reglamento,
pero aun teniéndolos, son un saludo a la
bandera, en un contexto de poder y arbitrariedad docente amparados por las
camarillas.
La carencia de una
normativa legal sobre el acoso sexual en muchas universidades, no contribuye a
visibilizar y enfrentar este problema. Aun con la normativa correspondiente -en
la asfixia presupuestaria la privatización
privatización de la educación superior- las casas superiores no tienen como
política la implementación de planes de prevención, de sensibilización y
educación sobre la problemática.
Está claro que la
investigación, sanción y apoyo a los y las estudiantes víctimas, no viene de la
mano de las autoridades de una universidad decadente, sino de la organización y
la presión de los afectados. Se precisa, en el marco del Cogobierno y la
organización estudiantil, establecer un espacio, órgano o mecanismo destinado a
defender, a proteger a las víctimas, a investigar y a rastrear este tipo de
prácticas.
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ResponderEliminarMuy necesario tu artículo, con unas compañeras de la Gabriel nos estamos movilizando al respecto. Me gustaría contactarme con vos, ¿cómo hago?
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